22.11.08

Entrevista a Bachan
















El veracruzano Miguel Ángel Hernández Cedillo, cirujano dentista, articulista e historietista (entre las cuales ha participado en  Omaha, Pulpo Comics, Meteoriox 5.9, y en la revista Cenizas) conversa con Sebastián Carillo en la época (2001) en que publicaba El Bulbo.

De los puntos que se manejan hablan sobre los inicios del historietista en su trabajo profesional del comic, fanzines, su paso por la extinta Editorial Posada, la publicación de Chamán y más temás.

¿Puedes comenzar platicando del principio de todo, desde tu primera publicación? 

Pues fue muy chistoso, fue en el 89, tenía 18 años y mientras todos mis cuates estaban consiguiendo chambas en McDonald's, yo vi un anuncio en el periódico de Novedades que decía que buscaban dibujantes.
 
Fui a ver eso, fue una gran chiripa para mí atinarle a un editor que sabía de comics (no como la mayoría que hay ahorita), que es Remy Bastién. Este señor es el que publicaba Hombre-Araña (Spider-Man), Cuatro Fantásticos (Fantastic Four), todo Marvel en Novedades en esa época.

Pues fui para allá y bueno traía un portafolios bastante malo, todos los dibujitos que había hecho por mi cuenta y comics y demás, viéndolos ya ahorita, porque todavía los conservo, si estaban bastante de la patada.
 
Yo no me hubiera dado trabajo, pero Remy Bastién sí me lo dio, entonces mi primera chamba fue Joyas de la literatura en Novedades, que fue La Sirenita, por cierto esta primera chamba fue la que pagó mi primer viaje a San Diego a la Comic-Con.

Porque allí empezó todo el rollo, me heché en Novedades un rato, como un año y medio, una cosa así. De ahí empezaron lo que fueron cuatro años del que yo creo fue el entrenamiento más fuerte que podrías tener, que es hacer una historieta mensual de 120 páginas, o sea, agarré sobre todo callo, y entrenamiento y aguante, o sea capacidad de trabajar rápido.

De Novedades brinqué a Ejea un rato, hice Sensacionales de lucha, de maestros, un Tinieblas, todo eso; aprendí a dibujar el estilo "Art-Nalgón Mexicano" tradicional, el cual luego me tomó años en quitarme, es como un virus que se te clava, la pura buenota, pura 90-60-90 por 1.50. 
 
Me heché cuatro años allí, después entré a Editorial Televisa. Una vez cuando estaban empezando a hacer historietas Remy Bastién se fue de Novedades a Televisa a hacer dos revistas nuevas.

Televisa intentó hacerle a la historieta comercial popular, una se llamaba El Solitario y otra La Lámpara de Aladino, La Lámpara de Aladino es donde yo entré, era una historia de tipo Mi bella genio o algo así, allí también dibujé varios. 
 
En total me eché como cuatro años en lo que es el trabajo comercial, que terminó sin gustarme muchísimo, o sea también al final de cuentas te pones a pensar qué hago aquí, y me junté con otra bola de cuates, sobre todo un amigo: el Carcass de la Ibero.

En la escuela Ibero que es donde estudié, el tipo hacía fanzines, y en ese momento pues yo jamás había conocido un fanzine, simplemente la idea de que alguien diga hacemos esta revista, la llevamos a un impresor, le sacamos copias, le ponemos grapas, la vendemos.
 
Se me hizo bien novedoso, me quedé como... ¡Chin! por qué estoy haciendo eso, para qué tengo que buscar una editorial; y empezamos a hacer fanzines, el primero fue...

Él ya tenía uno que ya había arrancado con otros amigos suyos: La Hemofilia, entonces ya entré yo allí en el cuarto número, ya para el quinto número casi me apropié de la condenada cosa esa, o sea, la atascamos de dibujitos, era un comic de horror-gore... 
 
Era básicamente un comic adolescente con la intención de ofender por ofender y agredir por agredir, casi nos corren de la Ibero por eso, ya hablamos de cosas mucho peores, pero en ese momento sí fue bastante radical, sobre todo porque estamos hablando del 91, o sea no veías palabrotas publicadas, no veías te dijera... "Guey".

De hecho hasta abusábamos de las leperadas en un momento, porque se nos hacían gruesas y nos divertíamos mucho ver leperadas en un momento, porque se nos hacían gruesas y nos divertíamos mucho ver leperadas pero montadas en tipografía formal. 
 
También porque el asunto era tratar de hacer una revista que fuera lo más elegante y formal posible en diseño, pero que sea una salvajada en lo demás, de hecho hicimos una parodia de un personaje, de una novela que estaba muy de moda que apenas hace poco hicieron la película: American Psyco de Brett Easton Ellis. 
 
Hicimos la parodia pero con una niña fresa de la Ibero, digamos que varias niñas se sintieron identificadas y empezó a caer la persona y por eso fue precisamente que casi nos corren.

Finalmente se armó un debate en la escuela, llegó un maestro de psicología diciendo: "Y cómo vamos a correr a los alumnos por hacer cosas críticas y la fregada", y sacaron todo un material para defender la Hemofilia
 
Realmente era un comic completamente adolescente, era puro desmadre, más o menos del plano de Hemofilia hicimos otro que se llamó Tripodología Felina, otro fanzine que era más cuidado lo bonito, el dibujo, el guión, digamos era una aprendizaje bastante bueno.

Como estábamos sacando simultáneamente Tripodología y Hemofilia, Hemofilia nos valía gorro el acabado, lo importante era asustar, o sea el dibujo no estaba muy trabajado, o sea la Fresa Asesina la dibujé en tres patadas, pero resultó que la Hemofilia tenía mucho más fuerza y más pegue, la gente se acordaba más que de la Tripodología, por eso resultó como vago.

Entonces ya como vimos que era mucha bronca hacer dos revistas, decidimos juntarlas en hacer sólo una tratando de meterle el trabajo y el cuidado gráfico de la Tripodología pero con el contenido un poco salvajón de la Hemofilia, y esa fue Molotov, antes del grupo. 
 
De hecho la razón de la muerte de la revista es porque salió un grupo que se apoderó del nombre bastante bien, hicimos de esa tres nada más.

Los primeros dos eran tamaño tabloide, enorme, la primera revista tenía una portada bastante clásica, un personaje de Bef que es Pipo el payaso feliz agarrando a un pollito con un cuchillo, diciendo: Si no compras esta revista mato al pollito, y en el número 2 matamos al pollito. 
 
Ahora allí lo que empezó a pasar es que estos fanzines empezaron a volverse como una especie de portafolios, ya podíamos abrir puertas fácilmente por chambas, la primera que fue muy chistosa, fue que conocimos a Efrén caricaturista del Proceso, porque su hija era compañera de la escuela, a Efrén le encantó la revista la Hemofilia:

"Oigan yo tengo un cuate que se llama Toño Garci, que es también caricaturista, que está empezando una nueva revista en Editorial Posada", en esa época, en ese momento Rius, El Fisgón y el Helguera se habían largado de Posada de hacer lo que era El Chahuistle a hacer la nueva que era El Chamuco, esta vez en Grijalbo. 
 
Entonces para hacer El Chahuistle necesitaban gente y contactaron a Garci, y Garci necesitaba gente y de ahí caímos nosotros, entonces empezamos a hacer un chorro de historietas ahí de tinte medio político y otra que se llamaba El Guajolote que era muy similar.

En poco tiempo nos dimos cuenta por qué se fueron Rius y todos los demás: Posada tenía un asco, Posada es el dueño, no pagaba nunca, nos quedaron debiendo como tres números. 
 
Este era como un yuppie de izquierda, muy convencido de las masas y de las causas de los pobres y que el perro, pero veías al tipo llegando en un carrazo con guaruras, o sea, eran un chorro de broncas. 
 
En ese momento a mi me salió la oportunidad por otro lado de corromperme digamos, y entré a Editorial Televisa, directamente a la revista Somos, a hacer una sección, una historieta al final, que fue donde aprendí a hacer casi todo lo que sé de color digital.

Allí practiqué mucho de eso, pero fue también sobre todo chistoso, porque estaba de un lado haciendo una revista de carácter político agresivo de izquierda, del otro lado estaba haciendo estrellas Televisa en Somos, pero allí quedó. 
 
La de Somos la verdad estaba más bonita y pagaba más y de allí empezó una serie de cosas de chamba de ilustraciones como empecé a profesionalizar el trabajo pero más de lado de la ilustración y hacer viñetas para revistas, por la Somos, por otras, por todas las revistas de Televisa, que por cierto todavía tengo el contacto allí. 
 
Todavía hago de vez en cuando cosas, últimamente más que nada para la Quo, pero en general empecé por ese momento, y bueno de aquí ya no sé para dónde iba, de aquí como que se bifurca el trabajo.

Después de tu corta respuesta a mi primer pregunta, ¿Qué me dices del Chamán

El Chamán fue más o menos de ese tiempo también, era de un señor que tenía una constructora, una compañía constructora que decidió que quería hacer comics, tenía un guión, tenía un dibujo, no sabía cómo producirlo.
 
Entró a una tienda de comics, vio la Molotov, donde había un superhéroe que era luchador que se llamaba El Águila, el tipo dijo estos cuates están buenos, nos llamó al Bef y a mí, y empezamos a hacer el Chamán, el cual fue todo un perfecto pretexto modelo de qué no hacer.

El tipo que le dijeron que tenía que tener como doce números de adelanto antes de sacar el uno, pero lo que no le dijeron es que eso era en una revista semanal y esta iba a ser una revista mensual, pero el tipo estaba puesto, e hicimos doce números. 
 
De hecho ya los que salieron como número 11 y 12 fueron los que salieron como 1 y 2, los mejor dibujados, y en ese momento estaba empezando a salir Image, y él que se pone de terco a decir que quiere todo el color en computadora, o sea, nosotros no teníamos la más remota idea de cómo se hacía.

Contacté a un cuate que era jefe de computadoras de mi escuela, que empezamos a hacer el primer experimento de cómo colorear y hechamos casi ocho o diez meses coloreando el primer número, averiguando cómo se hacía (eso si, el cliente era una persona paciente).
 
La bronca fue que salió el segundo número, vino el Error de Diciembre, su empresa constructora estaba quebrando y el dinero que tenía de Chamán lo tuvo que meter para salvar su empresa. 
 
Entonces sólo salieron dos números y allí terminó el rollo de Chamán, fue más bien como una clase pagada, bueno, yo lo veo así. Allí empezamos Bef y yo a jugar un chorro de cosas e inventamos personajes que ya después reciclamos en Bulbo y en Citlali, y de allí empecé a brincarme a lo que era publicidad por un lado, comic por mi cuenta por otro lado. 

¿Y El Bulbo? 
 
Ese vino años después, hubo un momento, que fue hace como tres, cuatro años que me clavé casi exclusivamente en publicidad, entré a trabajar en la agencia en la que todavía estoy, ventajas que aprendí, todo lo que es la pre-prensa digital.
 
Allí controlaba los negativos de Helados Nestlé y todo lo demás, pues era como una buena combinación de habilidades, la velocidad que me dio Ejea y Novedades, y la capacidad técnica que medio la agencia, de allí hacia comics por mi cuenta.

El Bulbo lo he hecho desde hace como quince años, un monito que hago en los cuadernos desde hace un ratotote. Cuando lo inventé es porque no me salían los humanos, entonces dibujaba una figura fácil de hacer, pero nada más para mis cuates, jamás lo publicaba.
 
Pero como ya tenía algo de material, mucho tiempo antes en la época de Hemofilia se publicaron cuatro fanzines o cinco fanzines chiquitos fotocopiados, en una tienda de comics del D.F., Comics S.A., de allí lo conoció Luis Gantús. 
 
Luego cuando yo conocí a Luis Gantús por un amigo mutuo, Luis me pide que le haga una historieta del Bulbo para la Conque, en ese momento ya casi hasta había olvidado al Bulbo, estaba en mis cuadernos siempre pero no hacía nada serio con él, hice dos historias.

Creo que dos años consecutivos: la del Cerebro fugitivo primero y luego Fan del Infierno, que salió publicada en el número dos y pues allí quedaba, y pues iba a las Conques, pero yo nada más como fan que a trabajar allí, era un hobby pues yo no me podía dedicar a eso. 
 
Entonces en una de las Conques los de Shibalba llevaron al glorioso Tinieblas, llevaban dos números, pero en su estand no se les paraban ni las moscas, cuando vieron eso, dijeron:

"Creo que hicimos algo malo, aquí hay algún problema, vamos a contratar a alguien que sepa qué onda", y dijeron entonces "vamos a contactar a Luis", pero Luis cuando habló con ellos dijo: "Pues mira te puedo levantar la editorial, pero necesito tres proyectos mínimo...", una editorial no se vive de sólo uno. 
 
Tenían el Luchas 2000, el Tinieblas y nada más, te apoyo en Tinieblas pero necesito mínimo un proyecto más, y a él se le ocurrió que fuera El Bulbo. ¿Por qué?
 
Bueno, nada más porque le gustaba el mentado monito, fue tan fácil como eso, de hecho ni nos llevábamos tanto aún, nos volvimos realmente cuates trabajando en El Bulbo pero antes de eso, nada más le gustaba el mono. 
 
Entonces me habló, me dijeron que si me gustaría hacerlo, y que si tenía algo de material para mostrarlo a la editorial, pero como El Bulbo ya era un personaje de hobby, para cuando llegó a la editorial con los de Shibalba ya tenía tres números casi hechos.
 
A la hora de ponerlos en la mesa ya estaban hechos, armados, unos ya tenían medio color, jamás lo iba a publicar pero pues ya estaba armado, de hecho fue el que salió como número dos, y que aceptan.

Luis termina haciendo un contrato bastante favorable, yo diría que, podemos decir que hasta legendario, porque no ha ocurrido nada así en este país desde Rius, y es que le autor se quede con los derechos de su personaje, en México eso no ocurre. 
 
Una editorial no hace eso, es mal negocio para ellos en general, sobre todo porque hay una bola de contratos, que por ejemplo si eres el dueño tienen que pagarte regalías a fuerza y en los impuestos.

En general una serie de rollos que no les convienen mucho a ellos, casi quiebra en el número cinco, dale de cuenta que se pelearon los dos socios originales: Daniel, el hijo de Tinieblas y Emiliano, y se pasó a dos meses hasta que arreglaron la bronca en el número siete del Bulbo y allí vamos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por la difusion.